domingo, 10 de marzo de 2013

(II) Vinculación con el lugar

Tengo que decir que hace ya dos semanas que expuse ante mi tribunal la idea con la que partía.
Me había dedicado desde que comenzó el PFC a buscar toda información concreta del edificio que os enseñé en la primera entrada. Aunque es un elemento de carácter público, al tener un uso ferroviario, me enfrenté a todo tipo de avisos, permisos, citas previas, “váyase usted a este sitio y pregunte”, llamadas… y para qué aburriros más.

No estaba siendo sencillo encontrar nada relevante sobre la nave. No encontraba documentos ni planos que me dijesen cómo se hizo y sobre todo, ¿cuándo?.
De esta última pregunta creo tener una aproximación inicial. La propia estación de ferrocarriles de Málaga se inauguró en 1862, construida [fuente: ferropedia] por la oligarquía económica malagueña en un intento por traer carbón del Valle de los Pedroches con el que alimentar los altos hornos locales […], la Sociedad (encargada de su construcción) estaba encabezada por Jorge Enrique Loring y Oyarzábal, Martin Larios (Marqués de Larios, debería decir que con “los Larios hemos ido a parar”) y Tomás Heredia Livermoore (¡hala!, y con los Heredia) […] De ese periodo se conservan los torreones históricos ubicados junto a la fachada principal, que están protegidos como edificios históricos y catalogados como Bienes de Interés Cultural (BIC), actualmente en proceso de rehabilitación. 


Podemos considerar 1862 como la fecha límite, se convierte automáticamente en la vara de medir y datar la antigüedad de la nave, que siendo dónde tenía lugar la reparación de locomotoras a vapor, no tiene que estar demasiado alejada a dicha fecha.
Y de pronto, el peso del tiempo se viene encima. Podría haber estallado con una hilarante carcajada porque me encuentro ante un objeto que tiene casi seguro, más de 100 años. Y para mi sorpresa, la página web de goolzoom me arroja un dato cierto, una Ortofoto (vista aérea) de la zona del año 1956-57 (Pancromática de Andalucía 1956-57) donde aparece la nave, inserta en un complejo tejido ferroviario.


El azul de la imagen no hace más que añadirle ese aspecto fantasmal al asunto, la construcción acababa de mostrarse como un elemento fijo en el colectivo de la ciudad desde hacía tiempo y, como mínimo y de forma segura, desde hace 57 años.
Cosa que por otro lado ya sabía. Entonces ya me había puesto en contacto con el presidente de Los Amigos del Tren en Málaga, que justo me contó que su propio abuelo había trabajado en esa nave.

A riesgo de que fuese demasiado antiguo y complejo para estas manos jóvenes y poco curtidas, me lancé a montar una atropellada presentación con todos los datos que iba recopilando día tras día (justo la mañana antes de exponer conseguí extensa y suculenta información de la nave), desenvainar mis armas tecnológicas (un mando para pasar las diapositivas provisto de un potente puntero láser; y una grabadora para almacenar las correcciones de los profesores), colocarme mis mejores galas (con perfume y todo), recortarme la barba (que pareciese que había estado trabajando pero que no me había abandonado) y beber agua, mucha agua para tener la voz clara. Un guion cuidadosamente elaborado que comencé una semana antes…


… y a final nada salió cómo esperaba; agoté el agua antes de empezar la exposición, el guion ni lo miré, no puse a grabar la grabadora y mi mando no funcionaba en el portátil que me prestaron para exponer.
Pensé que tenía argumentado mi tema pero nada más fuera de la realidad.
Siempre había querido, y siempre había creído, que esta nave tenía vocación para albergar una Escuela de Arquitectura.

A riesgo de que me acuséis de ególatra y masoquista diré que me parecía interesante que una pieza tan amplia pudiese contener una pequeña escuela de arquitectura (aunque necesitase de alguna ampliación) vanguardista y coqueta, que asentase por fin a un alumnado que ha deambulado desde El Convento de Aurora María, a una nave anexa de Renfe, a El Ejido y en un futuro… a Teatinos.
Además, era emocionante pensar que el ejercicio con el que acabar mi formación de arquitectura fuese una Escuela de Arquitectura, valorando la importancia del Patrimonio Industrial (tan maltratado en Málaga) posicionándose dentro de la nave, rehabilitándola y habitándola.
Y además, otra pretensión añadida, un proyecto que integrase de forma física esa intención de coser el desarrollo de la arquitectura como arte y técnica al servicio de la sociedad, en un emplazamiento urbano complejo, que permitiría dinamizar la zona desde la propia  práctica y creación de arquitectura.

Tras la exposición vino la crítica.
Tengo que decir que fue en general muy educada pero sobre todo, muy constructiva. Soy consciente de que mi labor de investigación se había centrado en la búsqueda de información sobre la nave... pues bien, justo era el aspecto que menos importancia tenía, al menos, por ahora.
Me había olvidado por completo de su implantación urbana, de lo que suponía esa parcela dentro de la línea ferroviaria que cruzaba Málaga. Una línea que era más una herida en la ciudad donde amplias zonas (antaño usos anexos al tren) iban apareciendo como moteados puntos de tierra indeterminada, sin aparente uso, en la planta de la ciudad; puntos a veces rodeados de barrios superpoblados, marginados; puntos de tierra que están A ESPALDAS DE LA CIUDAD.


Toda una red espacial importante y con un potencial enorme a la que mi nave pertenecía, casi como último bastión, dentro del centro de Málaga.
Tengo ante mí la oportunidad de investigar sobre cómo intervenir, a modo de conjunto, en una estrategia de transformar esta trasera en un activo vital para Málaga, y con especial interés, para los barrios que se nutrirían directamente de ello.
Ahora la nave no está sola y abandonada, ahora la misma pertenece al cadáver de un gran gigante derrumbado en la ciudad que me pide, casi sin voz, que me percate de su existencia y lo ayude a ponerse en pié.

(Tengo que decir que también entran en juego otros aspectos estratégicos que giran en torno a la creación o no de un tejido universitario. En Málaga, la estrategia respecto a las escuelas técnicas, es vincularlas de forma directa al Parque Tecnológico en esa aspiración por parte de Bolonia de vincular la actividad universitaria a las empresas. Además, por gestión, también existe un interés de crear grandes focos de formación y reducir la cantidad de campus, a nivel territorial.
Otra cosa es que yo no esté de acuerdo con la desvinculación de las universidades con las ciudades, a raíz de trasladarlas a las afueras, y menos de carreras que se nutren de forma tan directa de la propia ciudad. Pero hay mucha gente investigando en este tema, hay muchas corrientes que desmantelan mi postura, y para colmo, la creación de una nueva escuela de arquitectura de vanguardia necesitaría de muchísimo más espacio del que disponía.)

Liberado ya de justificar a duras penas mi tema, me enfrenté en los días siguientes a una pequeña depresión al no tener un programa que desarrollar y al percatarme que entre otras, una de las cosas que no hemos aprendido en la escuela es a INVESTIGAR.
Y es que ahora, mi ejercicio necesitaba de una profunda investigación de la que no sé ni por dónde empezar ni de la que tengo adquirida una metodología. Ésta es actualmente mi tarea, aprender a investigar, investigando.

¿Quién sabe?, es posible que el tratamiento que tenía pensado inicialmente hubiera sido lo peor para esta nave.
Además, no se me olvida decir que por suerte sí hubo algo que gustase a los profesores. La primera diapositiva era una fotografía mía cuando chico dibujando, y las dos siguientes, dos dibujos de trenes que hice cuando chico (justo las imágenes de la entrada anterior). Esto le dio una imagen clara al tribunal de mi vinculación con el lugar y de la fascinación sobre esta edificación, y consiguió, a través de su descubrimiento, una fascinación instantánea… tanto que al acabar me insistieron que no cejara en mi idea de intervenir sobre esta pieza.

Por fin descubrí que no se había convertido en ningún capricho, que el valor de la nave no estaba sólo en las aventuras que dentro se desarrollaban cuando era un mico, sino que ya, con razonamiento adulto, también tenía otros valores más importantes… y que uno de ellos podía ser, igualmente, el valor de las aventuras reales que en un tiempo sí que se desarrollaron dentro.


3 comentarios:

  1. Maaaaaaaadre mia!!! Estás un poco loco eh! en menudo embolao' te has metido. Suerte :)

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    1. XD Sí, bueno. La verdad es que es más complejo de lo que en un principio creía... aunque se dice en arquitectura que justo son los problemas y las limitaciones lo que hace de un proyecto un buen proyecto.

      Así que nada, a darle duro.
      Gracias por leerme, ¿es muy difícil entender lo que pongo?.

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  2. Que vá, está muy bien y muy entretenido ;)

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